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martes, 31 de diciembre de 2013


- 31.12.13

- 31.12.13

Oesterheld y Solano López sabrán disculpar esta infamia.


- 31.12.13
- 31.12.13

Algunos años atrás, discutiendo las constantes del pensamiento americano y occidental, un compañero de militancia recordaba que la principal obsesión de Occidente es la muerte; por tal razón -decía- se ha avanzado tanto y tan rápido en las ciencias médicas, en el intento de alargar la vida y evitar la muerte. Cuestiones que exceden al natural miedo a morir y al instinto de supervivencia (que se halla mediatizado por la cultura, claro está); porque si, en principio, tal miedo se circunscribía a la muerte física, muy pronto ese mismo miedo se extendió a otros ámbitos, como el amor, la economía, las relaciones sociales, la vida en todas sus manifestaciones. Sin embargo, he llegado a pensar que, desde algún punto de la modernidad a esta parte, la principal obsesión de Occidente pasó a ser la enfermedad, el sufrimiento. Todos los adelantos en ciencias (médicas o no) no se dirigen ya a evitar la muerte, porque es reconocida su inevitabilidad, sino a hacer placentera la vida, a evitar cualquier tipo de sufrimiento. Y aún más, sabiendo que vamos a morir, queremos hacerlo sin dolor y lo más rápidamente posible. Los casos paradigmáticos son el suicidio y la eutanasia activa, pues a ellas concurre la muerte rápida e indolora, para evitar el sufrimiento incluso ante la muerte.
Este tema (en particular la muerte voluntaria) supo preocuparme por razones que no vienen al caso y siempre me ha parecido inaccesible. ¿Por qué? ¿De dónde? ¿Cómo? Si es que el principal miedo era a morir. Allí estaba la respuesta (o parte de la respuesta): el temor por la muerte había sido desplazado por el temor al sufrimiento. Aún así, la obsesión occidental por dominar la naturaleza y determinar la realidad se pierde en la misma marea de los hechos: el hombre puede llegar a intervenir y modificar uno u otro aspecto de la realidad y de su entorno, pero no toda su complejidad y finitud; esto genera nuevos trastornos, porque la vida es demasiado amplia y los humanos la conocemos bastante poco y poco se puede hacer ante un hecho tan inevitable como la muerte. Es decir, se reconoce la inevitabilidad de la muerte, pero se le teme, y más se le teme al temor a la muerte: al sufrimiento, a la enfermedad, al proceso previo al deceso (no únicamente físico).
De estas reflexiones es que nace "Fin de Fiesta".


- 31.12.13

lunes, 30 de diciembre de 2013


En septiembre de 2010, más precisamente el 16, después de la marcha en conmemoración de La Noche de los Lápices, la querida compañera Noelia Victoria Arrache me preguntó, hablando de todo un poco, si alguna vez había hecho una historieta donde hubiera un conejo. Pensé un rato y, cosa extraña -siendo que el conejo es mi animal favorito-, tuve que responder que no. De modo que me comprometí a realizar una, acordando que el conejo se llamaría Vicente.
Para dibujarla, opté por utilizar una constricción lírica. Es decir, en este caso, la historia tenía que contarse prescindiendo de diálogos, utilizando únicamente dibujos y onomatopeyas. El resultado no me satisfizo en lo más mínimo (incluso entra en el podio de lo peor que he hecho).

Ahora bien, días después de dibujar esto, descubrí que que sí, que había hecho anteriormente una historieta con conejos, pero lo había olvidado; seguramente porque apenas si había dibujado los lápices de aquélla. Más tarde vinieron otras historietas, donde sí hay conejos o, al menos, se los nombra o hay personajes "aconejados".

- 30.12.13


- 30.12.13

Una pavada que hice para los 200 años de la declaración de la independencia argentina.
Por entonces, el titular del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) aún era Claudio Morgado; quien siempre creí que había nacido para personaje de historieta o dibujos animados.
Federico Luppi, por supuesto, no podía faltar: es el campeón intergaláctico de la puteada bien puesta.


- 30.12.13

La empresa informa:
1) Esta tira contiene, en una de sus viñetas, un chiste interno compartido con dos personas que, muy probablemente, no consuman nuestros productos.
2) Las manos y las patas del Che han sido birladas descaradamente de una historieta del muchacho este Diego Parés.
3) No, no hay punto 3.


- 30.12.13

Vayamos por partes:
a) La Perla es una confitería y panadería histórica de mi ciudad de nacimiento, la que tiene los mejores panes saborizados de la ciudad.
b) Flashero es Gerardo Fabián Castarataro, el tipo más loco y desquiciado que conozco. Además de ser uno de mis amigos.
c) Carlos Casares es la ciudad donde nací.
b) El recurso de la crítica o de una segunda tira en la parte inferior es un afano a Liniers y, también, a Tony Millonaire.


- 30.12.13

sábado, 28 de diciembre de 2013


Historieta alternativa para el segundo número de la revista ¡Evohé! Esta pagina pretendía reemplazar a la que finalmente fue publicada (que era realmente una estafa), pero no llegué a finalizarla previo al cierre de la edición. Creo que es bastante mejor que la primera y lamento que no haya podido entrar; sobre todo, insisto, porque aquélla otra es vergonzosa.


- 28.12.13

- 28.12.13

Atlético lector, sensual lectora:
La idea original para esta tira no me pertenece. El copyright es propiedad de un tipo al que conozco desde mi más tierna infancia, allá por mi primer año de vida: el ingeniero industrial, guitarra líder de Kráneo Negro, experto catador de birra, padre ejemplar y profesional del chistonto Juan Gabriel Haitzaguerre, alias Vasco.
Originariamente, la historieta era de apenas dos viñetas, pero tal estructura no me convencía, así que la cuadrupliqué. Y, además, me di el gusto de homenajear a Carlitos Balá, uno de mis humoristas argentinos favoritos (junto a Pepe Biondi, Pepe Marrone y todos los "Cha Cha Cha"). Lamentablemente, su participación propagandística en dictadura (películas, spots y personajes funcionales al discurso oficial) es una mancha imborrable en su historia y un aspecto indefendible de su vida; sin embargo, es innegable que ha sido de los mejores humoristas que han dado estas tierras. Haciendo un paralelismo, pasa algo similar a Borges, que ha sido un hombre rabiosamente gorila, egoísta y elitista, pero uno de los grandes de la literatura universal.
Por otro lado, hay una extendida confusión respecto a la palabra que Balá utilizaba junto al gesto de colocar la mano en forma de araña tras la nuca de una persona. En la mayoría de las versiones, la palabra original es "sumbudrule", pero han existido otras expresiones similares, siendo "sucutrule" la más conocida.


- 28.12.13

jueves, 26 de diciembre de 2013


Esta cosa la hice fascinado por la obra del antropólogo y filósofo Rodolfo Kusch. Uno de los intelectuales argentinos más importantes de los años '60 y '70 (por no decir de nuestra historia) y, al mismo tiempo, uno de los más relegados. Por suerte, en los últimos años se lo ha ido revalorizando, aunque aún bastante marginalmente y no precisamente en la academia.
Kusch dedicó su producción intelectual al rescate y revalorización del pensamiento americano, propiamente americano; particularmente el pensamiento andino. La idea del "estar" de los pueblos indígenas, frente a la del "ser" de los europeos, centrales en la obra de Kusch, aporta una perspectiva sumamente original desde dónde pensar lo propiamente americano y, también, para pensar nuevos modos relacionales entre los hombres y entre éstos y la naturaleza. Hay allí una apuesta eminentemente libertaria (que, de algún modo, la alineo con la ecología de la libertad de Bookchin) que, actualizándola a los tiempos que corren y al enriquecimiento que ha supuesto el cruzamiento entre culturas (tarea que Kusch también ha encarado), puede darnos importantes herramientas para construir un nuevo mundo.
Si bien puedo discutir la práctica política de Kusch, que no escapa a los vicios de la intelectualidad, no puedo dejar de reconocer el tremendo aporte que ha significado para muchos, entre los que me encuentro.
En cuanto a la historieta en sí misma, es una verdadera porquería. Habiendo una obra magnífica detrás de ella, he sido incapaz de hacer algo medianamente digno. Incluso, hoy, después de tantos años de haberla dibujado, no coincido con lo que hay en ella: se ve claramente una concepción dualista que no tiene nada que ver con lo que Kusch y los pueblos andinos han planteado.


- 26.12.13

- 26.12.13