Por una serie de razones (personales y extrapersonales), este blog ha entrado en crisis. Y “crisis” significa que no he podido mantener el mínimo de regularidad que había planteado a principios de año. Y si nos atenemos al historial de “crisis” que tiene este blog desde, al menos, 2011, habrá que ir olvidándose de que en algún momento pueda alcanzar algún tipo de regularidad. Por eso, hacia el futuro, trataré de no hacer anuncios respecto a tiempos de actualización o cosa similar, pues, como ha quedado demostrado, rápidamente esa exhibición de intenciones queda trunca. Y si alguna vez vuelvo a hacerlo, no habrá que tomarlo muy en serio que digamos: suele pasar que soy presa fácil de entusiasmos momentáneos. Entonces, de acá en más, las actualizaciones se sucederán como en las últimas oportunidades. Es decir, de manera esporádica. Cuando pinte. Sin espacios específicos entre una publicación y otra. Lo único que se mantendrá es aquello de publicar los domingos o los miércoles en la noche. Pero entre un domingo (o miércoles) y otro, puede llegar a darse una distancia de unas pocas semanas o de algunos meses. Eso irá variando de forma aleatoria.
Sé que todo esto atenta contra cualquier tipo de seriedad y –encima de que mis historietas no son precisamente para todos los públicos (pese a que mi intensión sea otra)– repercute directamente en la pérdida de interés y lectores (de los pocos que sé que aún quedaban), pero sinceramente no me queda otra.
Este año tenía pensado ir mechando historietas cortas, del tipo a las que fui acostumbrando a este blog, y dos historias largas (Avispones negros sobre montículos de barro y otra que aún no comencé a publicar). Pues bien, sólo permanecerán, por un buen tiempo, las historietas cortas. Las largas no están yendo a ninguna parte: es el problema de haberlas encarado teniendo apenas unas ideas muy vagas sobre lo que quería contar, algunas escenas, algunos diálogos, una idea general del argumento y no mucho más. En el caso de Avispones… se trata más de un cómo que de un qué (si bien lo hay). Entonces, voy a replantearlas por completo, descartar las páginas que ya dibujé y a darme el tiempo necesario para escribir sus respectivos guiones como se debe. Hasta tanto no tenerlos cerrados y revisados, no me pondré a dibujar nuevamente esas historias.
En relación a la historieta que dejo hoy, se trata de una página que hice para el segundo número en papel de la revista ¡Evohé! Esta historieta pretendía reemplazar a la que finalmente fue publicada (la cual sigo considerando una verdadera porquería). Lamentablemente no llegué a terminarla antes del cierre de la edición. Aunque me parece que está bastante bien (al menos mucho mejor que la otra), viéndola a la distancia, no he logrado plasmar de manera consistente lo que buscaba: ensayar una crítica dentro de una relativa reivindicación, por medio de la ironía. Aun así me sigue gustando.
Eso.
Sé que todo esto atenta contra cualquier tipo de seriedad y –encima de que mis historietas no son precisamente para todos los públicos (pese a que mi intensión sea otra)– repercute directamente en la pérdida de interés y lectores (de los pocos que sé que aún quedaban), pero sinceramente no me queda otra.
Este año tenía pensado ir mechando historietas cortas, del tipo a las que fui acostumbrando a este blog, y dos historias largas (Avispones negros sobre montículos de barro y otra que aún no comencé a publicar). Pues bien, sólo permanecerán, por un buen tiempo, las historietas cortas. Las largas no están yendo a ninguna parte: es el problema de haberlas encarado teniendo apenas unas ideas muy vagas sobre lo que quería contar, algunas escenas, algunos diálogos, una idea general del argumento y no mucho más. En el caso de Avispones… se trata más de un cómo que de un qué (si bien lo hay). Entonces, voy a replantearlas por completo, descartar las páginas que ya dibujé y a darme el tiempo necesario para escribir sus respectivos guiones como se debe. Hasta tanto no tenerlos cerrados y revisados, no me pondré a dibujar nuevamente esas historias.
En relación a la historieta que dejo hoy, se trata de una página que hice para el segundo número en papel de la revista ¡Evohé! Esta historieta pretendía reemplazar a la que finalmente fue publicada (la cual sigo considerando una verdadera porquería). Lamentablemente no llegué a terminarla antes del cierre de la edición. Aunque me parece que está bastante bien (al menos mucho mejor que la otra), viéndola a la distancia, no he logrado plasmar de manera consistente lo que buscaba: ensayar una crítica dentro de una relativa reivindicación, por medio de la ironía. Aun así me sigue gustando.
Eso.
